“Amar más a tu perro que a algunas personas no es raro, es humano”: estudios lo confirman

Un reciente estudio revela que muchas personas sienten más empatía por sus mascotas que por otros seres humanos. Lejos de ser una exageración, la ciencia respalda esta conexión emocional profunda.

¿Alguna vez sentiste que entiendes más a tu perro que a muchas personas? ¿Que el consuelo de tu gato llega justo cuando más lo necesitas? No estás solo. Y no, no es una exageración sentimental. Varios estudios han confirmado que los humanos pueden desarrollar lazos emocionales más fuertes con sus mascotas que con otros humanos, y esto tiene fundamentos en la empatía, el apego y hasta la neurociencia.

Uno de los hallazgos más llamativos proviene de la Northeastern University, donde se realizó un experimento con voluntarios que leyeron una noticia sobre una agresión con un bate. La única diferencia era la víctima: a algunos se les decía que había sido un hombre adulto; a otros, un niño; y a los demás, un perro adulto o un cachorro.

¿El resultado? Los participantes mostraron mayor empatía y preocupación emocional por los perros (especialmente por el cachorro) y por el niño, que por el adulto humano. Este resultado sugiere que las personas tienden a sentir más compasión por quienes perciben como inocentes y vulnerables, una categoría en la que muchas veces entran nuestras mascotas.

Pero eso no es todo. Un estudio liderado por el equipo de la Dra. Lori Palley en el Hospital General de Massachusetts usó imágenes de resonancia magnética funcional para observar cómo respondían los cerebros de madres al ver fotos de sus hijos y de sus perros. Las imágenes mostraron que se activaban regiones cerebrales similares: las áreas relacionadas con el amor, el cuidado y la recompensa.

Esto demuestra que el vínculo emocional que sentimos hacia nuestras mascotas puede ser tan profundo como el que se forma entre padres e hijos. Y tiene sentido: nuestras mascotas están con nosotros en momentos de alegría y tristeza, no nos juzgan, y muchas veces son un apoyo emocional silencioso y constante.

Según el psicólogo John Archer, este tipo de relación está profundamente arraigada en nuestro instinto de apego. «Los animales de compañía cumplen roles sociales, emocionales y hasta terapéuticos para los humanos. Son figuras de apego que nos ayudan a regular el estrés, el miedo y la soledad», explica Archer en sus estudios sobre relaciones humano-animal.

Por eso, no es raro ni motivo de burla si alguna vez dijiste: “Amo más a mi perro que a muchas personas”. Para millones de personas, sus mascotas no son “como parte de la familia”: son la familia. Y ahora, la ciencia tiene cómo explicarlo.

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